La original, la que elaboró Louis Moritz en la Barcelona de 1856, la que te esperas cuando te acercas a la barra y pides “¡una caña!”. Decidida a refrescar la hora del vermut en la Barceloneta, los encuentros en los bares del Eixample, la Plana de Vic o incluso de Mallorca o Andorra. Poderosa y con carácter, como nuestra ciudad. Suave y delicada, como nuestros conciudadanos, esta Pilsner ilumina con su color dorado toda la Ciudad Condal.

Agua, arroz, malta de cebada extra pálida, flores de lúpulo aromático de Saaz y levadura Lager de Moritz.